David Wilkerson (1931-2011)
Permíteme distinguir claramente entre el orgullo y la humildad. Una persona humilde no es aquella que se tiene en poco, baja la cabeza y dice: "No soy nada". Más bien, es alguien que depende totalmente del Señor para todo en cada circunstancia. ¡Él sabe que el Señor tiene que dirigirlo, empoderarlo y vivificarlo; y que está muerto sin eso!
Una persona orgullosa, por otro lado, es alguien que puede amar a Dios de alguna manera, pero actúa y piensa por sí mismo. En su raíz, el orgullo es simplemente independencia de Dios, y la persona orgullosa toma decisiones basadas en su propio razonamiento, destreza y habilidades. Él dice: "Dios me dio una buena mente y él espera que la use. Es tonto pedirle dirección en cada detalle de la vida". A esta persona no se le puede enseñar porque ya "lo sabe todo". Es posible que oiga a alguien que tenga una autoridad superior o que sea más conocedor que él, pero no a alguien que él crea que es inferior.
¡Ni una sola palabra que recibe una persona orgullosa es de Dios! Es imposible para él juzgar con justo juicio, imposible decir lo que Dios piensa, porque el Espíritu Santo no está presente en él para dar testimonio de la verdad. "Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte… De sus caminos será hastiado el necio de corazón; pero el hombre de bien estará contento del suyo" (Proverbios 14:12,14).
El orgullo es independencia; la humildad es dependencia. El cristiano humilde es aquel que no hace ningún movimiento o decisión sin primero buscar el consejo del Señor. La Escritura dice claramente: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones" (Santiago 4:6-8). La Biblia dice que los pasos de un hombre justo son ordenados por el Señor, pero él no puede ordenar los pasos de un espíritu independiente. Todo esto es para decir que Dios quiere el control total. Dáselo a él.
Un mensaje para reflexionar y compartir
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