¡Ojo con el vaso!

Cuentan que un joven se acercó al pastor de la iglesia donde asistía para contarle que había decidido irse de la iglesia porque había mucha gente hipócrita ahí, entonces el pastor le dijo a aquel joven que antes quería pedirle un favor y es que apenas se acabara el culto del domingo le diera la vuelta a la iglesia con un vaso casi rebosante de agua, pero que no dejara caer ni una gota hasta que terminara su recorrido, y que si lo lograba, se fuera. El joven lo hizo y al terminar su recorrido, el pastor le preguntó si había visto durante su recorrido a alguno de esos hipócritas de la iglesia. A lo que el joven respondió que no, porque estaba pendiente del vaso.

Esta reflexión me recuerda que no solo en la iglesia, sino en la vida en general, nos vamos a encontrar con todo tipo de personas y situaciones que podrían apagar nuestra fe, pero así como el pastor le dijo al joven del relato que estuviera pendiente del vaso, así la Biblia nos invita a fijar nuestra mirada en Jesús:

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Hebreos 12:2 - RVR60

Por: Andrés Vega

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¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje? ROMANOS 10:14 (DHH)

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